En un giro dramático de los acontecimientos, el ejército israelí ha iniciado "incursiones terrestres" en el sur de Líbano, marcando una escalada significativa en el conflicto fronterizo. Esta acción se produce horas después de que Hezbolá, una organización política y militar libanesa fundada en 1985, afirmara haber atacado a "soldados enemigos" en la zona fronteriza.
Según un comunicado oficial, las Fuerzas de Defensa de Israel comenzaron operaciones "limitadas, localizadas y selectivas" en la madrugada del 1 de octubre de 2024. Estas incursiones, respaldadas por ataques aéreos y de artillería, tienen como objetivo combatientes de Hezbolá en poblaciones cercanas a la frontera, una región que ha sido escenario de conflictos entre ambas partes desde la década de 1980.
Mientras tanto, fuentes de seguridad libanesas informaron que Israel lanzó al menos seis bombardeos sobre un suburbio del sur de Beirut, considerado un bastión de Hezbolá. El Ministerio de Salud libanés reportó un saldo trágico de 95 fallecidos debido a los ataques israelíes del día anterior, subrayando la intensidad del conflicto en curso.
La escalada ha tenido un impacto significativo en las operaciones de la ONU en la región. La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL), establecida en 1978 y compuesta por contingentes de más de 40 países, ha suspendido sus patrullas en el sur de Líbano debido a la intensidad de los combates. Esta decisión afecta a más de 10,000 cascos azules desplegados en la zona.
El conflicto actual se desarrolla a lo largo de la Línea Azul, una demarcación establecida por la ONU en 2000 que separa Israel y Líbano, dos países que técnicamente permanecen en estado de guerra desde 1948. La frontera entre ambas naciones es considerada una de las más militarizadas del mundo.
En Washington, el presidente Joe Biden expresó su oposición a las operaciones terrestres israelíes en Líbano y pidió un alto el fuego inmediato. Por su parte, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, discutió con su homólogo israelí Yoav Gallant sobre "la necesidad de desmantelar infraestructuras de ataque a lo largo de la frontera" para prevenir futuros ataques de Hezbolá.
Es importante destacar que esta escalada se produce en un contexto regional complejo. Líbano alberga la mayor población de refugiados per cápita del mundo, incluyendo un gran número de refugiados sirios desde 2011. Además, el país enfrenta una grave crisis económica desde 2019, exacerbada por la devastadora explosión en el puerto de Beirut en agosto de 2020.
La comunidad internacional observa con preocupación estos acontecimientos, recordando la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá que duró 34 días. La Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada ese mismo año, pidió el cese de hostilidades entre ambas partes, un llamado que parece haber sido olvidado en la actual escalada de violencia.
"De acuerdo con la decisión del nivel político, las fuerzas de la Defensa Civil iniciaron hace unas horas incursiones terrestres limitadas, localizadas y selectivas, basadas en inteligencia precisa"
Mientras la situación continúa desarrollándose, la comunidad internacional hace un llamado urgente a la moderación y al diálogo para evitar una escalada mayor que podría desestabilizar aún más una región ya de por sí volátil.