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España limita la cafeína en bebidas escolares: adiós a las energéticas

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El gobierno español regulará el contenido de cafeína en bebidas vendidas en centros educativos, excluyendo las energéticas. Esta medida busca proteger la salud de los jóvenes ante el creciente consumo.

El gobierno español ha anunciado una nueva normativa que limitará el contenido de cafeína en las bebidas comercializadas en centros educativos. Esta medida, que entrará en vigor próximamente, excluirá efectivamente las bebidas energéticas de las cafeterías y máquinas expendedoras en espacios escolares.

Según Andrés Barragán, secretario de Consumo y Juego, las bebidas vendidas en estos centros no deberán superar los 15 miligramos de cafeína por 100 mililitros. Esta regulación es significativamente más estricta que el contenido típico de las bebidas energéticas, que suelen contener alrededor de 32 miligramos de cafeína por 100 mililitros.

La decisión se basa en los potenciales riesgos para la salud asociados con el consumo de estas bebidas, especialmente entre los jóvenes. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha señalado efectos adversos como irritabilidad, insomnio y trastornos cardiovasculares.

Es importante destacar que la cafeína, descubierta en 1819 por el químico alemán Friedrich Ferdinand Runge, puede tener efectos significativos en el cuerpo humano. El consumo excesivo puede causar ansiedad, insomnio y arritmias cardíacas. Además, su efecto diurético puede llevar a la deshidratación, lo que es particularmente preocupante en el contexto del deporte y la actividad física.

El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, dirigido por Pablo Bustinduy, está trabajando en varios frentes para abordar este problema. Se está ultimando un real decreto para fomentar una alimentación saludable y sostenible en centros educativos, así como otro para limitar la publicidad de productos no saludables.

Barragán señala que la popularización de estas bebidas se debe en gran medida a las agresivas campañas publicitarias dirigidas a adolescentes en las últimas décadas. Desde el lanzamiento de la primera bebida energética comercial, "Lipovitan D", en Japón en 1962, y la introducción de Red Bull en Austria en 1987, el mercado ha crecido exponencialmente, valorándose en más de 45 mil millones de dólares en 2020.

Las estadísticas son alarmantes: cuatro de cada diez estudiantes entre 14 y 18 años han consumido bebidas energéticas en el último mes, con un consumo mayor entre los chicos (50%) que entre las chicas (30%). Más preocupante aún, el 16% ha mezclado estas bebidas con alcohol, una combinación que aumenta el riesgo de lesiones y comportamientos peligrosos.

"Son elementos que preocupan mucho a las familias y los datos nos señalan que hay un consumo elevado, incluso crónico"

Andrés Barragán, secretario de Consumo y Juego

El gobierno español no está solo en esta iniciativa. Algunas comunidades autónomas, como Galicia y Asturias, han anunciado regulaciones para prohibir el consumo de bebidas energéticas por menores. A nivel internacional, países como Lituania y Letonia ya han prohibido la venta de estas bebidas a menores, mientras que algunas escuelas en Estados Unidos han vetado su venta en sus instalaciones.

Es crucial tener en cuenta que estas bebidas a menudo contienen otros ingredientes como taurina, ginseng y ginkgo biloba, que pueden tener efectos adicionales en el sistema nervioso e interactuar con ciertos medicamentos. Por ejemplo, el ginkgo biloba puede interactuar con anticoagulantes, y el ginseng está contraindicado durante el embarazo, la lactancia, la infancia y la adolescencia.

El Ministerio de Consumo recomienda no utilizar estas bebidas para rehidratarse después del deporte y, si se consumen, hacerlo ocasionalmente y en formatos de menor tamaño. Además, se requiere que los envases lleven una etiqueta de advertencia sobre el alto contenido de cafeína, una práctica que la Unión Europea exige para bebidas con más de 150 mg/L de cafeína.

Esta regulación representa un paso importante en la protección de la salud de los jóvenes españoles, abordando un problema que la Organización Mundial de la Salud ha identificado como preocupante a nivel global.