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Conmoción en Madrid: Burrito recién nacido hallado muerto en circunstancias sospechosas

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Un burrito de una semana fue encontrado muerto en Valdemorillo, Madrid, con signos de violencia humana. La Guardia Civil investiga el caso que ha conmocionado a la comunidad local.

En un trágico suceso que ha conmocionado a la comunidad de Valdemorillo, Madrid, un burrito recién nacido llamado Lolo fue encontrado muerto en circunstancias sospechosas. El incidente, ocurrido el martes 24 de septiembre de 2024, ha desencadenado una investigación por parte del Seprona de la Guardia Civil.

Lolo, un ejemplar de la raza Pío, tenía apenas una semana de vida cuando desapareció de la finca donde vivía. Los burros de esta raza son conocidos por su característico pelaje manchado y su inteligencia, siendo capaces de aprender tareas complejas. Veinticuatro horas después de su desaparición, el cuerpo sin vida del animal fue hallado dentro de la propiedad con signos evidentes de violencia.

La veterinaria Mamen Ramos, encargada de realizar la necropsia, concluyó que la muerte fue causada por intervención humana. El animal presentaba una incisión abdominal de aproximadamente 50 centímetros y una oreja seccionada, lesiones que, según la experta, no podrían haber sido causadas por accidente o por otro animal.

"Esto es obra de un ser humano. La clave para determinar que se trata de un hecho con intervención humana es que tiene la oreja cortada, un animal no arranca una oreja para comérsela teniendo la tripa abierta y con las vísceras dentro."

Declaración de la veterinaria Mamen Ramos

Los propietarios de Lolo sospechan que el acto podría ser una venganza personal, aunque se abstienen de proporcionar más detalles debido a la investigación en curso. El Seprona, unidad especializada de la Guardia Civil creada en 1988, está recopilando pruebas para identificar a los responsables.

Es importante destacar que los burros son animales con una larga historia de domesticación, que se remonta a unos 5.000 años en el norte de África. Estos animales pueden vivir entre 30 y 50 años, y son conocidos por su excelente memoria, pudiendo recordar lugares y otros burros durante hasta 25 años.

La muerte de Lolo ha afectado profundamente a los empleados de la finca y, en particular, a su madre. Los burros son animales sociales que forman fuertes vínculos, y el rebuzno de la madre en busca de su cría puede escucharse a gran distancia, ya que el sonido de un burro puede alcanzar hasta 3 kilómetros.

El cuerpo de Lolo se mantiene en una cámara frigorífica mientras los investigadores realizan más pruebas. Este caso ha puesto de relieve la importancia de la protección animal en España, donde el maltrato puede conllevar penas de hasta 18 meses de prisión.

La comunidad local y diversas asociaciones han mostrado su apoyo y consternación ante este acto de crueldad. Es un recordatorio de la necesidad de proteger a estas valiosas criaturas, especialmente considerando que algunas razas de burros en España están en peligro de extinción.

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