En la víspera del Día Nacional de China, un trágico incidente sacudió la ciudad de Shanghai, el centro financiero más importante del país y hogar de más de 24 millones de habitantes. Un hombre de 37 años, identificado por el apellido Lin, perpetró un ataque con cuchillo en un supermercado del distrito de Songjiang, dejando un saldo de 3 fallecidos y 15 heridos.
El ataque ocurrió el lunes 30 de septiembre de 2024 a las 21:47 horas, cuando muchos ciudadanos realizaban compras de última hora para las celebraciones del 1 de octubre, fecha que conmemora la fundación de la República Popular China en 1949. Según las autoridades, Lin viajó desde una provincia cercana a Shanghai para "desahogar su ira por motivos económicos personales".
Este incidente se suma a una serie de ataques similares ocurridos en China en los últimos meses, algunos de los cuales han involucrado a extranjeros. En septiembre, un niño de una escuela japonesa en Shenzhen fue asesinado, mientras que en junio, se produjo un ataque en una parada de autobús frente a una escuela japonesa en Suzhou.
La frecuencia de estos eventos ha generado preocupación tanto a nivel nacional como internacional. La embajada japonesa en China ha instado a sus ciudadanos a tomar precauciones, mientras que el primer ministro japonés Fumio Kishida ha pedido a las autoridades chinas que garanticen la seguridad de los residentes japoneses.
A pesar de estos incidentes, China mantiene una de las tasas de homicidios más bajas del mundo. En 2023, se registraron 0,46 homicidios por cada 100.000 habitantes, una cifra inferior a la de muchos países desarrollados. Esta baja tasa de criminalidad se atribuye en parte al estricto control sobre las armas de fuego, cuya posesión por civiles está prohibida desde 1966, y a un extenso sistema de videovigilancia.
Sin embargo, estos ataques han despertado interrogantes sobre un posible aumento del descontento social relacionado con las dificultades económicas actuales. China, a pesar de tener la segunda economía más grande del mundo por PIB nominal, enfrenta desafíos como la desaceleración del crecimiento y la desigualdad económica.
Las autoridades chinas, aunque informan sobre estos incidentes, suelen proporcionar información limitada sobre los perpetradores y las circunstancias de los ataques. Esta falta de transparencia ha llevado a especulaciones sobre las motivaciones detrás de estos actos de violencia.
"Este tipo de incidentes aislados pueden ocurrir en cualquier país del mundo"
A medida que China continúa modernizándose y urbanizándose, con más de 170 ciudades que superan el millón de habitantes, el mantenimiento de la seguridad pública se ha convertido en una prioridad cada vez más importante para el gobierno. El desafío radica en equilibrar el desarrollo económico con la estabilidad social en una nación de más de 1.4 mil millones de personas.