Un reciente estudio publicado en la revista 'BMJ Global Health' ha revelado que el agua embotellada no es más segura ni saludable que el agua del grifo, desmintiendo una creencia ampliamente difundida. Esta investigación, realizada por cinco expertos de instituciones en Estados Unidos y Qatar, arroja luz sobre los riesgos asociados con el consumo de agua embotellada y su impacto en la salud humana y el medio ambiente.
El estudio señala que, en promedio, se compra un millón de botellas de plástico cada minuto en todo el mundo, una cifra alarmante considerando que la industria del agua embotellada genera más de $200 mil millones anualmente. Además, cerca de 2.000 millones de personas dependen del agua embotellada debido a un acceso limitado o nulo al agua potable.
Los investigadores han descubierto que entre el 10% y el 78% de las muestras de agua embotellada contienen contaminantes, incluyendo microplásticos y sustancias químicas como ftalatos y bisfenol A (BPA). Estos contaminantes pueden actuar como disruptores endocrinos y están asociados con diversos problemas de salud. Es preocupante saber que el 93% del agua embotellada contiene microplásticos y que una persona promedio ingiere aproximadamente 5 gramos de plástico por semana.
El impacto ambiental del agua embotellada es igualmente alarmante. Las botellas de plástico constituyen el segundo contaminante más común en los océanos, representando el 12% de todos los residuos plásticos. A nivel mundial, solo el 9% de estas botellas se recicla, lo que significa que la mayoría termina en vertederos, incineradores o se exporta a países de ingresos bajos y medios para su procesamiento.
"Si bien existen umbrales de seguridad a corto plazo, los efectos a largo plazo de estos contaminantes siguen siendo en gran medida desconocidos"
Es importante destacar que el agua del grifo en países desarrollados está generalmente más regulada que el agua embotellada. De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda el agua del grifo sobre el agua embotellada. Además, el agua embotellada puede costar hasta 1000 veces más que el agua del grifo, lo que representa un gasto innecesario para muchos consumidores.
Los autores del estudio sugieren que es necesario realizar intervenciones gubernamentales y campañas educativas para cambiar la percepción y el comportamiento del público. Estas iniciativas deberían enfocarse en destacar los beneficios para la salud y el medio ambiente que conlleva elegir agua del grifo, promoviendo así un cambio cultural hacia prácticas de consumo más sostenibles.
En conclusión, la dependencia del agua embotellada implica costes sanitarios, financieros y ambientales significativos. Este estudio subraya la necesidad urgente de reevaluar el uso generalizado de agua embotellada y fomentar alternativas más saludables y sostenibles para el consumo de agua potable.