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Lola López Mondéjar gana Premio Anagrama con ensayo sobre crisis narrativa

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La escritora murciana Lola López Mondéjar obtiene el Premio Anagrama de Ensayo con "Sin relato", una obra que explora la pérdida de capacidad narrativa en la era digital y sus consecuencias en la sociedad contemporánea.

La escritora y psicoanalista Lola López Mondéjar ha sido galardonada con el prestigioso Premio Anagrama de Ensayo en su 52ª edición por su obra "Sin relato. Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad". Este reconocimiento, establecido en 1973, destaca la relevancia de su análisis sobre la pérdida de narratividad en la era digital y sus implicaciones en la formación de la identidad personal.

López Mondéjar, nacida en Molina de Segura, Murcia, en 1958, ha desarrollado una carrera multifacética como psicoanalista, conferenciante y autora de ficción y ensayo. Su trayectoria literaria incluye novelas como "Mi amor desgraciado" y "Cada noche, cada noche", así como colecciones de relatos y ensayos publicados por Anagrama.

El jurado, compuesto por destacados intelectuales y editores, elogió la obra por su "intenso y polifónico diálogo con la filosofía, el psicoanálisis, el cine y la literatura". El ensayo aborda una problemática que López Mondéjar observa en su práctica clínica: la creciente dificultad de las personas para construir narrativas personales coherentes en el contexto del capitalismo digital.

"Sin relato" explora cómo la era digital, que comenzó en la década de 1970 con la invención del microprocesador, ha transformado nuestra relación con la narrativa personal. La autora argumenta que esta transformación está relacionada con el concepto de "capitalismo de la atención", acuñado por Thomas H. Davenport y John C. Beck en 2001, que describe cómo la economía digital compite por nuestra atención constante.

El ensayo sugiere que la sobrecarga de estímulos digitales está llevando a la formación de un "yo mínimo", un concepto explorado por Christopher Lasch, caracterizado por una disminución de la autoconciencia y la capacidad de empatía. Esta situación plantea preocupaciones sobre el desarrollo del pensamiento crítico y la imaginación, facultades consideradas fundamentales por filósofos como Immanuel Kant.

López Mondéjar advierte sobre las consecuencias de esta atrofia narrativa, que incluyen el analfabetismo afectivo y la uniformización cultural. Estos fenómenos tienen implicaciones profundas para la sociedad, resonando con las críticas al pensamiento acrítico planteadas por la Escuela de Frankfurt.

La obra plantea una pregunta inquietante: ¿nos estamos volviendo menos humanos? Esta interrogante se conecta con debates filosóficos y antropológicos fundamentales sobre la esencia de la humanidad, invitando a reflexionar sobre cómo la capacidad de narrar nuestras experiencias contribuye a nuestra identidad y comprensión del mundo.

El Premio Anagrama de Ensayo, dotado con 10.000 euros, reconoce la importancia de esta reflexión en un momento en que la sociedad enfrenta desafíos sin precedentes en la construcción de identidades y relaciones interpersonales en el ámbito digital.

"Una obra sobre la complejidad de un mundo que anima a hablar de uno mismo todo el rato y que paralelamente boicotea la lógica narrativa y creativa que requiere todo sujeto para construirse como tal y para escuchar, quizá comprender mejor, a los otros"

Remedios Zafra, miembro del jurado

"Sin relato" se presenta como una cartografía de la "jibarización" de la capacidad narrativa, un término que evoca la reducción y simplificación de nuestras habilidades para contar historias y comprendernos a nosotros mismos y a los demás. Este análisis se entrelaza con conceptos de la sociología, la filosofía y el psicoanálisis, disciplinas que han debatido durante mucho tiempo sobre la relación entre lenguaje, pensamiento y sociedad.

La obra de López Mondéjar nos invita a considerar cómo podemos preservar y cultivar nuestra capacidad narrativa en un mundo digital cada vez más fragmentado y acelerado. Al hacerlo, nos desafía a repensar nuestras prácticas digitales y a buscar formas de mantener viva la rica tradición de la narración humana en la era de la información.

Astolfo Gallardo Jiménez