Hace tres años, La Única abrió sus puertas en Madrid, marcando la llegada del primer restaurante europeo de este grupo gastronómico de lujo originario del exclusivo barrio de Polanco en Ciudad de México. Inicialmente, el renombrado chef madrileño Andrés Madrigal, tras una década de experiencia en Panamá y México, diseñó una oferta culinaria que buscaba resaltar la unión entre productos y tradiciones de ambos lados del Atlántico, acuñando el término "cocina mexiterránea".
Actualmente, bajo la dirección del chef mexicano Óscar Gallego, La Única mantiene su esencia de fusión cultural, aunque ya no utiliza explícitamente el término "mexiterráneo". La carta refleja la rica historia culinaria de México, donde ingredientes autóctonos se mezclan con aquellos introducidos durante la época colonial.
Entre los platos destacados se encuentra un refrescante aguachile verde de camarón con pepino persa, manzana macerada, aguacate y brotes de cilantro. Los tacos de cochinillo de Sepúlveda con tortilla al pibil ejemplifican perfectamente esta fusión, combinando una especialidad española con técnicas y sabores mexicanos. La lubina española a la talla y el solomillo chemita de vaca demuestran cómo los ingredientes europeos se han integrado en la cocina mexicana.
La calidad de los platos es buena, aunque no alcanza el nivel de excelencia que caracterizó la etapa bajo la supervisión de Madrigal. El ambiente lujoso del local complementa bien la experiencia gastronómica.
Es importante destacar que la cocina mexicana actual es el resultado de siglos de intercambio cultural. Ingredientes como el ganado vacuno, el trigo, el arroz y los cítricos, introducidos por los españoles, se han convertido en parte integral de las tradiciones culinarias mexicanas.
En cuanto a las bebidas, La Única ofrece una variedad de cócteles margarita, aunque su carta de vinos, aunque más reducida que en sus inicios, mantiene precios elevados en comparación con establecimientos similares.
En conclusión, La Única ofrece una experiencia gastronómica que refleja la rica herencia culinaria mexicana, fusionando elementos autóctonos y europeos. Sin embargo, sus precios parecen más acordes con el exclusivo barrio de Polanco en México que con el madrileño barrio de Salamanca, lo que podría influir en la percepción de valor por parte de los comensales.