En un giro dramático de los acontecimientos, Israel ha llevado a cabo un ataque aéreo contra un edificio residencial en el barrio de Cola, Beirut, marcando la primera incursión en la capital libanesa en casi un año. Este suceso, ocurrido en la madrugada del lunes 30 de septiembre de 2024, ha elevado significativamente las tensiones en la región.
El objetivo del ataque, según fuentes locales, podría haber sido miembros del grupo Jamaa al Islamiya, una organización suní aliada del movimiento palestino Hamas. Esta acción militar se produce en un contexto de creciente hostilidad entre Israel y Hizbulá, el grupo chií libanés, cuyas raíces se remontan a la guerra civil libanesa de 1975-1990.
La escalada actual tiene sus orígenes en el conflicto que estalló hace aproximadamente un año, pero ha alcanzado nuevos niveles de intensidad tras la muerte de Hasán Nasrala, líder de Hizbulá, en un bombardeo israelí el viernes 27 de septiembre. Este suceso ha desencadenado una serie de represalias y contraataques que amenazan con desestabilizar aún más la frágil paz en la región.
El impacto humanitario de esta escalada es significativo. Según el primer ministro libanés, Najib Mikati, alrededor de un millón de personas han sido desplazadas en los últimos días. Esta cifra es particularmente alarmante considerando que el Líbano ya alberga la mayor población de refugiados per cápita del mundo, principalmente palestinos y sirios.
La situación actual pone de relieve la compleja historia del Líbano y su relación con Israel. Ambos países técnicamente siguen en estado de guerra desde 1948, con la Línea Azul, establecida por la ONU en 2000, sirviendo como frontera de facto. El sistema político confesional único del Líbano, donde los cargos políticos se distribuyen entre diferentes grupos religiosos, añade otra capa de complejidad a la resolución del conflicto.
"Llevamos pidiendo una tregua en Gaza y en el Líbano desde hace siete u ocho meses."
Esta crisis se desarrolla en un momento particularmente difícil para el Líbano. El país enfrenta una grave crisis económica desde 2019, con una devaluación masiva de su moneda. Además, la explosión devastadora en el puerto de Beirut en 2020 causó daños significativos a la capital, de los cuales la ciudad aún se está recuperando.
A pesar de estos desafíos, el Líbano sigue siendo un país de rica diversidad cultural y histórica. Con 18 grupos religiosos oficialmente reconocidos, el país refleja una mezcla única de tradiciones y perspectivas. Esta diversidad se manifiesta en su renombrada gastronomía, con platos como el tabbouleh y el kibbeh reconocidos internacionalmente, y en su producción de vino en el valle de Bekaa, una tradición que se remonta a la antigüedad.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos eventos, consciente de que una mayor escalada podría tener consecuencias devastadoras para la estabilidad regional. La resolución de este conflicto requerirá no solo esfuerzos diplomáticos intensos, sino también una comprensión profunda de la compleja historia y dinámica social del Líbano y la región en general.