El martes 2 de octubre de 2024, Irán abandonó su política de "paciencia estratégica" y lanzó un ataque con misiles contra Israel, marcando un cambio significativo en la dinámica regional. Este movimiento audaz por parte de la República Islámica busca recuperar su imagen de fuerza y demostrar su capacidad para alcanzar territorio enemigo.
El ataque con misiles representa una escalada en las tensiones entre Irán e Israel, dos países que han mantenido una relación antagónica durante décadas. Es importante destacar que Irán no reconoce oficialmente a Israel como estado, lo que añade una capa adicional de complejidad a este conflicto.
Los pasdaran, también conocidos como el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, han modificado su metodología de acción. Este cambio en la estrategia iraní se produce en respuesta a un bombardeo israelí ocurrido en abril, que resultó en la muerte de miembros de los pasdaran.
El programa de misiles de Irán ha sido objeto de preocupación internacional durante años. El país ha desarrollado capacidades balísticas significativas, a pesar de las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, Israel ha invertido en sistemas de defensa antimisiles como el Iron Dome para protegerse de tales amenazas.
Este ataque ocurre en un contexto de creciente tensión nuclear en la región. Desde la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA) en 2018, Irán ha aumentado su enriquecimiento de uranio a niveles más altos. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) continúa supervisando el programa nuclear iraní, pero la situación sigue siendo volátil.
La comunidad internacional ha instado repetidamente a la desescalada entre ambos países. Sin embargo, las operaciones encubiertas, los ciberataques y las tensiones en el estrecho de Ormuz han mantenido la región en un estado de alerta constante.
Se espera que Israel prepare un contraataque, lo que podría llevar a una mayor escalada del conflicto. La situación es particularmente delicada dado el apoyo de Irán a grupos como Hezbollah en Líbano, lo que podría ampliar el alcance de cualquier confrontación.
Este último desarrollo subraya la necesidad urgente de esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada mayor en Oriente Medio. La comunidad internacional observa de cerca, consciente de las implicaciones globales que un conflicto abierto entre Irán e Israel podría tener.