El próximo 27 de octubre de 2024, España se enfrentará nuevamente al cambio de hora otoñal, una práctica que ha generado debate en los últimos años. A las 3:00 de la madrugada, los relojes se retrasarán una hora, marcando el inicio del horario de invierno. Este ajuste, que se realiza en toda la Unión Europea, busca aprovechar mejor la luz natural durante la jornada laboral.
El cambio de hora, implementado por primera vez durante la Primera Guerra Mundial para ahorrar energía, ha sido objeto de controversia en los últimos años. En 2019, la Comisión Europea anunció su intención de poner fin a esta práctica, reconociendo su limitado impacto económico en la era moderna. Sin embargo, la pandemia y otros eventos globales han retrasado la toma de decisiones al respecto.
Para facilitar la adaptación a este cambio, los expertos recomiendan mantener horarios regulares de alimentación y descanso. Es importante establecer rutinas consistentes para acostarse y levantarse, así como para las comidas, lo que ayudará a minimizar la sensación de fatiga.
El cambio de hora afecta significativamente los patrones de luz diurna. Durante el horario de invierno en España, amanecerá entre las 8:00 y las 8:30, mientras que el sol se pondrá entre las 17:30 y las 18:00, tomando como referencia el horario de Madrid. Este ajuste busca maximizar el aprovechamiento de la luz solar y reducir el consumo de electricidad.
Es importante destacar que España se encuentra geográficamente en el huso horario de Europa Occidental, aunque utiliza el horario de Europa Central. Esta discrepancia ha llevado a algunos expertos a sugerir que España debería considerar cambiar su huso horario en lugar de continuar con los cambios estacionales.
Los efectos del cambio de hora en la salud y la seguridad son notables. Gonzalo Pin, coordinador del Grupo del Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría, advierte:
"Los cambios bruscos de horarios provocan que nuestro sistema neurohormonal, de cortisol, de melatonina, de serotonina, de colesterol, que tiene su propio círculo biológico, se desajuste notablemente"
Estos desajustes pueden provocar un aumento en los accidentes de tráfico y laborales, dificultades de aprendizaje, menor concentración y problemas de insomnio. Algunos estudios incluso sugieren un incremento en los ataques cardíacos durante la semana siguiente al cambio de hora.
Los niños y las personas mayores son los grupos más vulnerables a estos efectos. El cambio puede alterar significativamente los patrones de sueño de los bebés y niños pequeños, así como afectar los horarios de medicación de pacientes con enfermedades crónicas.
A pesar de los debates y estudios, por ahora, España continuará con los cambios de hora bianuales. El Ministerio de Presidencia ha publicado un calendario oficial con las fechas de cambio hasta 2026, lo que indica que esta práctica persistirá en el futuro cercano, a menos que se produzcan nuevos avances en la legislación europea.