En un escenario de tensión política, Michel Barnier, el recién nombrado primer ministro de Francia, presentó su plan de gobierno ante una Asamblea Nacional fragmentada. El discurso, pronunciado el 1 de octubre de 2024, fue recibido con abucheos por parte de los diputados de izquierda, evidenciando los desafíos que enfrenta el nuevo ejecutivo.
Barnier, ex comisario europeo y negociador del Brexit, reconoció la gravedad de la situación que atraviesa Francia. El país se encuentra en una encrucijada política tras las elecciones legislativas anticipadas de julio, que dejaron un parlamento dividido en tres bloques sin mayoría clara. Esta situación refleja la complejidad del sistema semipresidencial francés, establecido en 1958 con la V República.
El plan de gobierno de Barnier se centra en cinco grandes desafíos, con especial énfasis en la economía y la reducción de la deuda. "La verdadera espada de Damocles es la deuda colosal, que puede poner al país al borde del precipicio", advirtió el primer ministro. Para abordar este problema, propone medidas como la reducción del gasto público y una "contribución excepcional" de los franceses más ricos y las empresas con grandes beneficios.
"Esta situación nos debilita en Europa"
El objetivo es reducir el déficit al 5% del PIB en 2025 y al 3% en 2029, cumpliendo así con los criterios del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. Cabe recordar que el déficit presupuestario de Francia en 2023 fue del 4,9% del PIB, y la deuda pública superó el 100% del PIB en 2020.
Barnier también se mostró abierto a reabrir el diálogo sobre la reforma de las pensiones, aprobada en la primavera de 2023 tras intensas protestas. Esta disposición podría ser un intento de apaciguar las tensiones sociales, considerando que la tasa de desempleo en Francia en 2024 es del 7,1%.
El nuevo gobierno, compuesto principalmente por conservadores y macronistas, enfrenta una situación de inestabilidad sin precedentes en décadas. La ausencia de la izquierda en el ejecutivo y la dependencia del apoyo tácito del partido Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen complican aún más el panorama político.
Barnier hizo un llamado al diálogo y la cooperación entre los diferentes partidos, reconociendo la necesidad de un "nuevo método de escucha y respeto". Sin embargo, también estableció líneas rojas claras, afirmando que no habrá retrocesos en temas como la laicidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo (legalizado en 2013) o el derecho al aborto (legal desde 1975).
El éxito del gobierno de Barnier dependerá en gran medida de su capacidad para navegar en este complejo escenario político, equilibrando las demandas de diferentes sectores y logrando consensos en una Asamblea Nacional de 577 escaños profundamente dividida. La estabilidad política y económica de Francia, séptima economía mundial por PIB nominal en 2024, está en juego.