En una fría tarde de noviembre las carreteras que serpentean entre los parques eólicos Sil y Meda (ubicados en la provincia de Ourense) muestran un panorama casi-desierto. A las 4 de la tarde el viento sopla con fuerza mientras los 96 aerogeneradores — verdaderos colosos del paisaje gallego — giran sin descanso
El silencio del entorno solo se ve interrumpido por el paso ocasional de algún todo-terreno de mantenimiento y una valiente ciclista que se atreve a pedalear por estas rutas ventosas; el clima actual no invita a muchos visitantes. Los caminos que conectan las turbinas permanecen solitarios: el frío y las fuertes rachas de aire mantienen alejados a los curiosos