Un incidente impactante ha sacudido a la comunidad religiosa en Bélgica. Un sacerdote belga de 60 años, identificado como el párroco B., ha sido encarcelado tras la muerte de un clérigo británico durante una fiesta chemsex en la localidad de Kalmthout, al norte de Amberes.
El trágico suceso ocurrió en el contexto de la visita del Papa Francisco a Bélgica, líder de la Iglesia Católica desde 2013. Este incidente ha puesto de relieve la creciente preocupación por el uso de drogas recreativas entre adultos en el país, un fenómeno que ha ido en aumento en los últimos años.
Según la fiscalía de Amberes, los dos sacerdotes habían consumido éxtasis y popper, sustancias utilizadas en el contexto del chemsex, un término que se refiere al uso de drogas para mejorar la experiencia sexual. Es importante señalar que el éxtasis, también conocido como MDMA, fue sintetizado por primera vez en 1912 por la compañía farmacéutica Merck, mientras que el popper es un término que se refiere a nitritos de alquilo volátiles.
La noche del jueves, poco después de la medianoche, el párroco belga llamó a los servicios de emergencia cuando su amigo británico se desplomó tras sentirse indispuesto. A pesar de los esfuerzos de los sanitarios, no pudieron salvar la vida del clérigo. La policía encontró pastillas de éxtasis en el presbiterio de la iglesia, lo que llevó a iniciar una investigación sobre las causas del fallecimiento.
La autopsia, un procedimiento médico crucial para determinar la causa y circunstancias de una muerte, aún no ha revelado la causa exacta del fallecimiento del párroco británico. Por lo tanto, la investigación sigue en curso. Mientras tanto, el sacerdote belga ha sido detenido por tráfico de drogas con resultado de muerte, un delito grave en Bélgica que puede conllevar penas de hasta 20 años de prisión.
Este incidente ha generado un debate sobre el celibato en la Iglesia Católica, una política que ha estado en vigor desde el siglo XI. También ha puesto de manifiesto los desafíos que enfrenta la Iglesia en Bélgica, donde representa aproximadamente el 57% de la población.
Es importante contextualizar que Bélgica, un país con tres idiomas oficiales (neerlandés, francés y alemán), ha sido pionero en algunos aspectos sociales. Por ejemplo, fue el segundo país del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2003. Sin embargo, el país también enfrenta desafíos, como el aumento de la edad promedio de los sacerdotes católicos en Europa.
Amberes, la segunda ciudad más grande de Bélgica y sede de este incidente, es conocida no solo por ser el segundo puerto más importante de Europa, sino también por su industria de diamantes, manejando el 84% de los diamantes brutos del mundo.
A pesar de que la tasa de criminalidad en Bélgica ha disminuido en general en la última década, este caso pone de relieve la continua lucha contra el tráfico de drogas y sus consecuencias. El sistema legal belga, basado en el derecho civil derivado del Código Napoleónico, ahora se enfrenta a la tarea de abordar este complejo caso que involucra a miembros del clero.
Este trágico evento sirve como un recordatorio de los desafíos que enfrenta la Iglesia Católica en relación con el comportamiento de algunos clérigos, un tema que ha sido fuente de numerosos escándalos en el pasado. También plantea preguntas sobre la efectividad de las políticas actuales de la Iglesia y la necesidad de abordar cuestiones de salud mental y bienestar entre el clero.