En la última semana, Rusia ha intensificado significativamente sus ataques aéreos contra Ucrania, lanzando más de 1.200 artefactos bélicos, según informó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Este aumento en la agresión marca un punto crítico en el conflicto que comenzó en febrero de 2022, demostrando la persistencia de la amenaza rusa y la necesidad urgente de apoyo internacional para Ucrania.
El arsenal utilizado por las fuerzas rusas incluyó una variedad de armas, desde misiles hasta drones. Específicamente, se emplearon 20 misiles de diferentes tipos, 400 drones de varios modelos y 800 bombas guiadas. Entre estos, destacan los drones Shahed de fabricación iraní y los misiles Iskander de origen ruso, conocidos por su capacidad de portar ojivas nucleares.
Zelenski, quien asumió la presidencia en 2019, hizo un llamado urgente a la unidad de los aliados de Ucrania y solicitó capacidades de "largo alcance" para contrarrestar estos ataques. Esta petición refleja la estrategia ucraniana de buscar sistemas que permitan atacar objetivos en profundidad del territorio ruso, una táctica que ha generado debate entre los países occidentales que apoyan a Ucrania.
"Este terror aéreo puede frenarse"
La Fuerza Aérea de Ucrania, que ha desempeñado un papel crucial en la defensa del país, reportó a través de Telegram un ataque masivo el domingo 6 de octubre. Las fuerzas rusas lanzaron 87 drones Shahed, dos misiles balísticos Iskander-M, un misil de crucero Iskander K y un Kh-59. La defensa ucraniana logró derribar 56 drones Shahed, mientras que otros 25 fueron neutralizados presumiblemente por medidas de guerra electrónica, demostrando la creciente sofisticación de las tácticas defensivas ucranianas.
Odesa, importante ciudad portuaria en el sur de Ucrania, sufrió daños materiales en una zona de almacenes y aparcamiento de camiones tras impactos de drones Shahed. Este ataque, ocurrido en la noche del 5 al 6 de octubre, resultó en una persona herida y un incendio, según informaron los servicios de emergencia locales.
Los ataques rusos han causado víctimas en varias regiones de Ucrania. En Donetsk, parte de la disputada zona del Donbás, se reportaron dos muertes en las poblaciones de Toretsk y Velika Novosilka. En Járkiv, la segunda ciudad más grande del país, un hombre de 49 años perdió la vida en Nizche Solone. Jersón, que fue temporalmente ocupada por Rusia al inicio de la invasión, también sufrió bajas, incluyendo un hombre de 55 años alcanzado por un dron Lancet ruso.
Desde el inicio del conflicto, la región de Donetsk ha registrado 2.979 muertes y 6.225 heridos, excluyendo las cifras de Mariúpol y Volnovaja. Estos números subrayan el alto costo humano de la guerra, que ha provocado una crisis humanitaria y ha tenido un impacto significativo en la economía global.
La resistencia ucraniana, que ha sorprendido a muchos observadores internacionales, continúa dependiendo en gran medida del apoyo occidental. Ucrania ha solicitado repetidamente sistemas de defensa aérea avanzados para proteger sus infraestructuras civiles, que han sido blanco frecuente de ataques rusos.
La comunidad internacional ha respondido con sanciones a Rusia, pero el conflicto persiste, demostrando la complejidad de la situación y la necesidad de una solución diplomática duradera.