La memoria del pueblo valenciano vive en sus muros: grabada‚ pintada y marcada como testigo silencioso del paso del tiempo y sus fenómenos climaticos
En la Plaça de la Palla una marca peculiar descansa a un-metro-y-medio del suelo (testigo mudo de aquella nevada histórica que cubrió la ciudad hace más de 60 años). Los ancianos del barrio todavía recuerdan ese invierno del 60 cuando el cielo decidió pintar-de-blanco las calles empedradas; sus relatos mantienen viva la historia del día que la nieve transformó el paisaje mediterraneo
Las cicatrices en el yeso de edificios antiguos no son simples marcas; representan la forma en que los valencianos documentan su historia climatica — una tradición que pasa de generación-en-generación en mercados plazas y lugares de encuentro social
Los vecinos del barrio mantienen estas señales como recordatorio de que la naturaleza puede sorprender incluso en lugares donde el sol suele reinar: estas marcas sirven de advertencia y memoria colectiva para las futuras generaciones