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La proclamación real en España: Una tradición sin corona

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En España, los reyes son proclamados, no coronados. Esta tradición, que data de siglos atrás, refleja un pacto entre el monarca y el pueblo, sin símbolos físicos de poder.

En España, la ascensión al trono de un nuevo monarca se marca con una ceremonia única y llena de significado: la proclamación. Este evento, fundamentalmente distinto de las coronaciones que se observan en otras monarquías europeas, refleja una tradición centenaria que enfatiza el pacto entre el pueblo y su rey.

La última proclamación real en España tuvo lugar hace aproximadamente 10 años, cuando Felipe VI asumió el trono en 2014. Esta ceremonia, celebrada en el Congreso de los Diputados, se caracterizó por su sobriedad y apego a la Constitución. Felipe VI, vistiendo el uniforme de gala del Ejército de Tierra, juró lealtad a la Carta Magna, simbolizando así el compromiso de la monarquía con el orden constitucional.

Es interesante notar que la monarquía española, una de las más antiguas de Europa con raíces que se remontan al siglo VIII, ha evolucionado significativamente a lo largo de los siglos. La última coronación en España se remonta al siglo XIV, con Juan I de Castilla. Desde entonces, todos los monarcas españoles han sido proclamados, no coronados.

Esta tradición refleja un cambio fundamental en la concepción de la monarquía. Ya no se considera que el rey gobierne por mandato divino, sino por un acuerdo con el pueblo. La Constitución Española de 1978, que define a España como una monarquía parlamentaria, consagra este principio y establece el proceso de proclamación.

A pesar de la ausencia de una coronación formal, los símbolos de la monarquía están presentes durante la ceremonia de proclamación. La corona y el cetro, joyas históricas de gran valor, reposan sobre un cojín granate bordado en oro durante el acto. Sin embargo, estos objetos tienen un carácter puramente simbólico.

La corona española, en particular, merece una mención especial. Creada en 1775 por orden de Carlos III, esta pieza no está diseñada para ser usada. Su tamaño y peso la hacen prácticamente imposible de llevar, subrayando su función puramente representativa. Estas joyas de la corona se guardan en una cámara acorazada del Palacio Real y solo se exhiben en ocasiones especiales.

Es importante destacar que el papel del monarca en España va más allá de lo ceremonial. El Rey es el jefe simbólico de las Fuerzas Armadas y juega un papel crucial en las relaciones diplomáticas, especialmente con Latinoamérica. Además, tiene el poder de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones, aunque estas funciones están estrictamente reguladas por la Constitución.

La monarquía española actual, encabezada por Felipe VI, continúa adaptándose a los tiempos modernos. La Princesa de Asturias, Leonor, se prepara como heredera al trono, siguiendo el orden de sucesión que ahora permite la primogenitura femenina. Esta evolución refleja el compromiso de la institución con la igualdad y la modernidad.

En conclusión, la tradición de la proclamación en España, en lugar de una coronación, simboliza una monarquía que se entiende como un servicio al Estado y al pueblo, más que como un poder absoluto. Esta práctica, arraigada en siglos de historia, continúa definiendo la relación única entre la corona española y sus ciudadanos.

Maica Preciado Quiñones

Política