En el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, el principal aeropuerto internacional de España, un equipo de 100 halcones desempeña una función crucial: prevenir colisiones entre aviones y aves. Esta innovadora técnica, conocida como cetrería, se ha convertido en una parte integral de la seguridad aeroportuaria española.
La cetrería, una práctica de caza que utiliza aves rapaces entrenadas, tiene sus raíces en la antigüedad, con el primer uso documentado datando del año 2000 a.C. en Mesopotamia. Sin embargo, su aplicación en aeropuertos es relativamente reciente. En 1969, el famoso naturalista Félix Rodríguez de la Fuente diseñó y dirigió un proyecto pionero para entrenar halcones con el fin de ahuyentar a las aves que interferían con las operaciones de los aviones.
El entrenamiento de estos guardianes alados se basa en un sistema de recompensas. Los halcones vuelan a altitudes de más de 800 metros, creando una especie de "efecto invernadero" que disuade a otras aves de volar por debajo de ellos. Estos halcones están equipados con rastreadores que permiten al equipo de control de fauna seguir sus movimientos desde el suelo.
"Esto va mucho más allá y poco tiene que ver con la cetrería tradicional"
Los halcones del aeropuerto de Madrid-Barajas no cazan, sino que patrullan y marcan territorio. Algunos llevan hasta siete u ocho años volando en la misma pista, lo que los vuelve muy territoriales. Esta adaptación al entorno aeroportuario es crucial, ya que el aeropuerto ocupa una superficie de 3.050 hectáreas y maneja más de 50 millones de pasajeros al año.
Además de los halcones, el aeropuerto emplea otros métodos para controlar la fauna, como la vigilancia permanente de pistas, el análisis de avistamientos y el control de especies invasoras. La red Aena, que gestiona 46 aeropuertos y 2 helipuertos en España, ha implementado Servicios de Gestión de Fauna en todos sus aeropuertos.
Es importante destacar que los halcones poseen características únicas que los hacen ideales para esta tarea. Tienen una visión hasta 8 veces más aguda que la de los humanos y pueden distinguir hasta 8 tipos diferentes de luz ultravioleta. Además, el halcón peregrino puede alcanzar velocidades de hasta 390 km/h en picado, lo que les permite cubrir rápidamente grandes áreas del aeropuerto.
El uso de cetrería en aeropuertos españoles ha posicionado a España como líder mundial en esta práctica. En 2010, la cetrería fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, reconociendo su importancia cultural y práctica.
El éxito de este programa demuestra que es posible lograr un equilibrio entre la seguridad aeroportuaria y la conservación de la vida silvestre. Como señala una de las responsables del programa, "Garantizar la seguridad pero también conservando la vida silvestre, para proteger a la fauna". Este enfoque innovador no solo protege a los pasajeros y las aeronaves, sino que también respeta y preserva la biodiversidad local.