Dos cascos azules indonesios de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) han resultado heridos tras un ataque con tanque israelí contra su cuartel general en el sur del Líbano. El incidente, ocurrido el 10 de octubre de 2024, ha provocado una ola de condenas internacionales y ha puesto de relieve la creciente tensión en la región.
La FINUL, establecida en 1978 tras la invasión israelí del sur del Líbano, informó que un tanque Merkava del ejército israelí disparó contra una torre de observación en Ras al Naqura, causando la caída de los dos cascos azules. Aunque las heridas no son graves, el ataque representa una seria violación del derecho internacional humanitario.
El incidente no se limita a este ataque. Soldados israelíes también dispararon contra otra posición de la ONU en Labbouneh, dañando vehículos y sistemas de comunicación. Además, un dron israelí sobrevoló las instalaciones de la ONU, llegando hasta la entrada de un búnker.
Estos ataques se producen en un contexto de escalada de tensiones entre Israel y Hezbollah, una organización política y militar libanesa fundada en 1985. Desde el 23 de septiembre de 2024, la situación en la frontera se ha deteriorado significativamente.
La comunidad internacional ha reaccionado con firmeza. El ministro italiano de Defensa, Guido Crosetto, declaró que estos ataques "podrían constituir crímenes de guerra". Italia, que tiene un contingente importante en la FINUL, ha protestado formalmente ante Israel. Francia también ha exigido explicaciones, subrayando que la protección de las fuerzas de paz es una obligación para todas las partes en conflicto.
La FINUL, que cuenta con unos 10.000 efectivos, juega un papel crucial en la estabilidad de la región. Establecida inicialmente en 1978, la misión fue revitalizada en 2006 para vigilar la Línea Azul, la frontera de facto entre Israel y el Líbano. España participa en esta misión desde 2006, siendo uno de los mayores contribuyentes europeos.
"Cualquier ataque deliberado contra las fuerzas de mantenimiento de la paz es una grave violación del derecho internacional humanitario"
La misión de la FINUL va más allá de la simple vigilancia fronteriza. Ha implementado proyectos de desarrollo y asistencia humanitaria en el sur del Líbano, y ha facilitado negociaciones entre Líbano e Israel sobre disputas fronterizas. Sin embargo, también ha enfrentado desafíos, incluyendo la presencia de minas terrestres en la región y críticas por su limitada capacidad para prevenir conflictos.
Este incidente subraya la importancia de la FINUL como fuerza de estabilización en una región volátil. Con un presupuesto anual de aproximadamente $480 millones para 2022-2023, la misión opera bajo el Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas y su mandato se renueva anualmente por el Consejo de Seguridad.
La comunidad internacional espera que este incidente no desencadene una escalada mayor. Italia, Francia, España e Irlanda, principales contribuyentes europeos a la FINUL, han convocado una reunión para la próxima semana para abordar la situación. Mientras tanto, la FINUL continúa su labor crucial para mantener la paz en una de las fronteras más disputadas del mundo.