La terapia asistida por perros está revolucionando el tratamiento de la salud mental en España, especialmente entre los adolescentes. Esta innovadora técnica, que se basa en la interacción entre pacientes y canes especialmente entrenados, está demostrando ser una herramienta valiosa en varios hospitales del país.
La oxitocina, conocida como la "hormona del amor", juega un papel fundamental en este proceso terapéutico. Esta sustancia, que se libera durante la interacción con los perros, ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, dos de los problemas más comunes entre los jóvenes españoles. De hecho, según un reciente informe de Unicef España, el 41% de los adolescentes en el país ha experimentado problemas de salud mental en el último año.
Francesc Ristol, pionero en la implementación de estas terapias en España, explica: "El perro no hace milagros, no sana, no cura y no es ni un doctor ni un terapeuta. Somos un facilitador, un canalizador de emociones". Esta perspectiva subraya el papel complementario de la terapia canina en el tratamiento integral de la salud mental.
Los beneficios de esta terapia son múltiples. Además de reducir el estrés y la ansiedad, la interacción con los perros puede estimular la liberación de endorfinas, mejorar el estado de ánimo y fomentar la interacción social. Esto es particularmente valioso para los adolescentes que luchan con problemas de autoestima y dificultades para relacionarse.
La experiencia de L.V.M., una estudiante de 16 años que participó en estas terapias en el Hospital Clínic de Barcelona, ilustra estos beneficios. "Me ayudó a superar mis problemas de ansiedad", afirma. "Cuando te cuesta hablar de cómo te sientes, esta terapia va muy bien, porque con los perros te relajas".
Sin embargo, la implementación de estos programas no está exenta de desafíos. Sónia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España, enfatiza la importancia de la formación adecuada: "Es muy importante estar correctamente formado para que el perro disfrute de hacer estas sesiones, que también se lo pase bien".
La financiación también representa un obstáculo significativo. Según Ristol, estos programas dependen en gran medida de patrocinadores y donaciones externas, lo que limita su expansión a más hospitales en el país.
A pesar de estos desafíos, los resultados son prometedores. Irene Solà, educadora social en el Hospital Clínic de Barcelona, observa: "Las desregulaciones emocionales y conductuales disminuyen muchísimo y mejoran las habilidades sociales".
La terapia asistida por perros está demostrando ser una herramienta valiosa en el tratamiento de la salud mental juvenil en España. A medida que más hospitales adoptan estos programas, se espera que más adolescentes puedan beneficiarse de esta innovadora forma de terapia, contribuyendo así a mejorar la salud mental de la juventud española.
"El perro no hace milagros, no sana, no cura y no es ni un doctor ni un terapeuta. Somos un facilitador, un canalizador de emociones, sobre todo en salud mental, donde apoyamos a los profesionales para que hagan ese trabajo de una forma diferente y con unos objetivos que a veces, con las terapias al uso, no se consiguen".