En un giro inesperado de acontecimientos el presidente Pedro Sánchez ha decidido tomar control directo de las negociaciones para el nombramiento de Teresa Ribera en la Comisión Europea (una movida que marca un cambio significativo en la estrategia española)
El mandatario español planea discutir el tema con Ursula von der Leyen durante el próximo encuentro del G20; mientras tanto el equipo de gobierno mantiene contactos non-stop con Bruselas
Por su parte el Partido Popular ha intensificado sus esfuerzos anti-Ribera en las instituciones europeas: sus representantes están llevando a cabo una campaña bien-organizada que según fuentes internas tiene posibilidades reales de éxito
La situación ha generado un debate sobre la coherencia política del PSOE que en España rechaza alianzas con la ultra-derecha pero parece dispuesto a negociar con grupos similares en Europa para conseguir el apoyo necesario (una contradicción que sus rivales no han tardado en señalar)
Con tal de blindar a Teresa Ribera en la Comisión Europea Sánchez es capaz de romper su cordón sanitario a la extrema derecha
Las próximas semanas serán decisivas para determinar el resultado de estas negociaciones; los observadores políticos señalan que el éxito dependerá de la capacidad de Sánchez para gestionar estas aparentes contradicciones