La escritora Emilia Landaluce nos presenta su obra “Comerse Madrid“ (Espasa) donde recopila sus aventuras gastronómicas por la capital. Sus crónicas - publicadas originalmente en EL MUNDO bajo el nombre “Crónicas de Paganini“ muestran una vision personal de la escena culinaria madrileña
Yo no tengo otro criterio que la felicidad
La autora comparte sus experiencias en lugares como el restaurante Narciso donde la sopa de cebolla despierta recuerdos familiares; mientras que los caracoles en Vallecas y las albóndigas de Barrera forman parte de su mapa gastronómico personal (que incluye tanto lugares económicos como establecimientos de alto nivel)
- El restaurante La buena vida: su favorito
- El 21 de Cervera: mejor oreja de Madrid
- Narciso: cocina excepcional a buen precio
- Horcher: mantiene tradiciones formales
Para Landaluce la comida se ha convertido en el placer principal de nuestra época - superando incluso al sexo. Ella defiende que los momentos culinarios son eventos sociales que merecen respeto; aunque critica la obsesión actual por compartir cada experiencia en redes sociales antes de disfrutarla
La autora reflexiona sobre la politización de la comida en la sociedad actual - donde hasta comer un filete puede ser considerado una declaración política. También defiende la caza como fuente ética de carne; basándose en sus experiencias familiares y conocimiento del sector