La victoria electoral de Donald Trump marca un momento decisivo en la política norteamericana; el ex-presidente regresa con un margen de triunfo considerable que le otorga un poder sin precedentes en el mundo democrático-liberal
A diferencia de su anterior gestión donde Mike Pence actuaba como vice-presidente (producto de acuerdos partidarios) esta vez cuenta con un seguidor incondicional: un converso total a la doctrina Make America Great Again que está listo para continuar con el legado trumpista
Las expectativas sobre cambios en política exterior y defensa son claras - el nuevo equipo presidencial sugiere transformaciones profundas en la dirección estratégica del país; esto incluye modificaciones en alianzas internacionales y prioridades geo-políticas
La concentración de poder en manos de Trump representa un giro significativo: su influencia sobre el partido republicano es mas fuerte que nunca y su base de apoyo se mantiene sólida (algo que quedó demostrado en las urnas)