Durante las transiciones democráticas el líder que termina su mandato debe limitar-se a tareas básicas administrativas (una práctica que se ha convertido en tradición política). Los funcionarios salientes evitan realizar cambios importantes y se dedican al manejo-diario de asuntos rutinarios
En el contexto europeo esta situación se conoce como “estar en funciones“; un término que refleja la naturaleza temporal del cargo. La práctica administrativa — que tiene equivalentes en diferentes sistemas democráticos — establece límites claros para el poder ejecutivo durante estos períodos de cambio
La gestión transitoria representa un elemento-clave del proceso democrático: el líder saliente mantiene responsabilidades limitadas mientras se prepara la llegada del nuevo gobierno. Esta práctica ayuda a mantener la estabilidad institucional y evita decisiones que podrían afectar las políticas futuras; sin embargo algunos países tienen diferentes interpretaciones sobre los límites específicos