Tensiones en la política exterior española: PSOE y Sumar en desacuerdo
El Gobierno español enfrenta divisiones internas sobre asuntos internacionales. El caso de México revela discrepancias entre PSOE y Sumar, evidenciando la falta de consenso en política exterior.
La política exterior española, tradicionalmente una competencia exclusiva del Estado, se encuentra en el centro de una controversia que revela profundas divisiones dentro del gobierno de coalición. El reciente veto a Felipe VI en la toma de posesión de la presidenta electa mexicana, Claudia Sheinbaum, ha puesto de manifiesto las discrepancias entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Sumar, los socios que conforman el actual Ejecutivo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, encabezado por José Manuel Albares, decidió no enviar representación oficial a México como protesta por el veto al monarca español. Sin embargo, esta decisión no ha sido acatada por todos los miembros del gobierno. Gerardo Pisarello, diputado de Sumar y secretario primero de la Mesa del Congreso, ha anunciado su intención de asistir al evento, desafiando así la postura oficial.
Esta situación plantea interrogantes sobre el cumplimiento de la Ley de Acción Exterior, aprobada en 2014, que busca coordinar las actividades de España en el extranjero. Según expertos diplomáticos consultados, la asistencia de Pisarello podría interpretarse como una violación del principio de unidad de acción en el exterior, fundamental en la diplomacia española.
El caso de México no es un incidente aislado. En los últimos años, se han producido varios desencuentros entre los socios de gobierno en materia de política internacional. Por ejemplo, hace aproximadamente dos años, la decisión del PSOE de abandonar la neutralidad respecto al Sáhara Occidental y apoyar a Marruecos provocó un choque frontal con Unidas Podemos, entonces socio de gobierno.
"Reafirmo mi compromiso con la defensa del pueblo saharaui y con las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas"
Otros ejemplos de esta falta de sintonía incluyen el anuncio de Yolanda Díaz de viajar a Palestina sin previa comunicación al Ministerio de Exteriores, el aumento del gasto en Defensa para cumplir con el compromiso de la OTAN de alcanzar el 2% del PIB, y el asilo concedido a Edmundo González, líder de la oposición venezolana, decisiones que no fueron consultadas con Sumar.
Estos desencuentros ponen de relieve la complejidad de mantener una política exterior coherente en un gobierno de coalición. Mientras que la Constitución Española establece que el Rey es el Jefe del Estado y símbolo de su unidad, la realidad política actual muestra las dificultades para mantener esa unidad en el ámbito internacional.
La situación actual plantea un desafío para el futuro de la diplomacia española. El principio de unidad de acción en el exterior, fundamental para la proyección internacional de España, se ve comprometido por estas discrepancias internas. Es crucial que el gobierno encuentre un equilibrio entre las diferentes sensibilidades políticas y la necesidad de presentar una postura coherente ante la comunidad internacional.
En conclusión, el caso de México y los anteriores ejemplos demuestran que la política exterior española se encuentra en un momento de redefinición. La falta de consenso entre PSOE y Sumar no solo afecta a la imagen de España en el exterior, sino que también plantea interrogantes sobre la estabilidad y la eficacia del actual gobierno de coalición en asuntos internacionales.
