Starmer sacude su gabinete en medio de crisis de popularidad
El líder laborista Keir Starmer realiza cambios drásticos en su equipo de gobierno, incluyendo la salida de Sue Gray, en un intento por relanzar su mandato tras tres meses de escándalos y decisiones impopulares.
Keir Starmer, líder del Partido Laborista y actual Primer Ministro del Reino Unido, ha provocado una minicrisis de gobierno en un intento por revitalizar su mandato, que ha estado marcado por escándalos y fricciones internas en sus primeros tres meses. La decisión más notable ha sido la salida de Sue Gray como jefa de Personal, lo que en realidad se interpreta como una destitución encubierta.
Este movimiento ha dado lugar a una reorganización significativa en Downing Street, con Morgan McSweeney emergiendo como la nueva figura clave en el entorno de Starmer. McSweeney, de 47 años y originario de Irlanda, es conocido por su papel en la purga de los seguidores de Corbyn dentro del partido tras la ascensión de Starmer al liderazgo en 2020.
"Estamos afrontando el riesgo de una guerra total en Oriente Próximo, con miles de personas muertas en Líbano, y en todo lo que piensan los muchachos de Starmer es en cómo apropiarse del puesto y del dinero de Sue Gray. No hay palabras".
La reorganización también ha afectado al equipo de comunicación, con James Lyons, ex periodista del Daily Mirror y del Sunday Times, asumiendo el cargo de jefe de Comunicación Estratégica. Este cambio refleja la insatisfacción con la gestión de las filtraciones y la falta de un mensaje claro durante el mandato de Starmer.
A pesar de estos cambios, el gobierno laborista enfrenta una crisis de popularidad. Según una encuesta reciente de YouGov, el 59% de los británicos considera que el gobierno es "corrupto". El propio Starmer tiene un índice de popularidad de -27%, incluso inferior al de su predecesor, Rishi Sunak, al momento de su salida.
La salida de Sue Gray ha sido particularmente controvertida. Gray, quien ganó notoriedad como investigadora principal del escándalo "Partygate" que afectó al gobierno de Boris Johnson, había sido criticada recientemente por su alto salario, que superaba el del Primer Ministro y otros miembros del gabinete.
Estos cambios ocurren cuando el gobierno de Starmer se acerca a los 100 días en el poder, un hito que tradicionalmente se utiliza para evaluar la efectividad inicial de un nuevo gobierno. El Partido Laborista, que obtuvo una victoria contundente el 4 de julio de 2024, ahora enfrenta el desafío de mantener el apoyo público y cumplir con las expectativas generadas durante la campaña electoral.
La reorganización también ha puesto de manifiesto las tensiones internas dentro del Partido Laborista, con críticas provenientes del ala izquierda del partido. Estas divisiones reflejan los desafíos continuos que enfrenta Starmer para unificar las diferentes facciones del partido y presentar una visión coherente para el país.
En un contexto más amplio, estos acontecimientos subrayan la complejidad del sistema político británico y los desafíos que enfrenta cualquier gobierno para mantener la confianza pública y gestionar eficazmente los asuntos del estado. Mientras tanto, el Reino Unido sigue enfrentando importantes desafíos tanto a nivel nacional como internacional, lo que aumenta la presión sobre Starmer y su equipo para demostrar liderazgo y efectividad en los próximos meses.
