Israel elimina a líderes de Hamas y Hizbulá en operaciones encubiertas

En los últimos días de julio de 2024, Israel llevó a cabo dos operaciones encubiertas que resultaron en la eliminación de dos figuras clave en organizaciones consideradas hostiles: Ismail Haniyeh, líder de Hamas en el exilio, y Fuad Shukr, líder militar de Hizbulá. Estos asesinatos selectivos han intensificado las tensiones en Oriente Medio y han suscitado preocupaciones sobre una posible escalada del conflicto.

Ismail Haniyeh fue eliminado en Teherán, capital de Irán, en una explosión que destruyó un complejo considerado seguro. Este hecho subraya la capacidad de Israel para llevar a cabo operaciones en territorio hostil. Por su parte, Fuad Shukr perdió la vida en un ataque con misiles en Dahieh, un barrio de Beirut conocido como bastión de Hizbulá.

Estos asesinatos se suman a una larga historia de operaciones encubiertas israelíes. El Mossad, servicio de inteligencia de Israel, es reconocido por su eficacia en este tipo de misiones. Sin embargo, estas acciones también plantean cuestiones sobre su legalidad y consecuencias a largo plazo.

Hamas, fundado en 1987 durante la Primera Intifada, y Hizbulá, formado en 1982 en respuesta a la invasión israelí del Líbano, han sido objetivos frecuentes de las operaciones israelíes. Ambas organizaciones son consideradas terroristas por varios países y han mantenido una postura de confrontación con Israel.

La eliminación de estos líderes podría tener un impacto significativo en la estructura y operaciones de Hamas y Hizbulá. Ismail Haniyeh, quien asumió el liderazgo de Hamas en 2017, era una figura clave en la toma de decisiones del grupo. Por su parte, Fuad Shukr desempeñaba un papel crucial en la estrategia militar de Hizbulá.

Irán, un aliado importante de ambas organizaciones, ha proporcionado apoyo financiero y militar tanto a Hamas como a Hizbulá. La muerte de Haniyeh en territorio iraní podría tener implicaciones diplomáticas y estratégicas para la región.

Es importante recordar que el conflicto israelí-palestino tiene raíces profundas que se remontan al siglo XX. A pesar de algunos avances diplomáticos, como el reconocimiento de Israel por parte de la OLP en 1993, la paz duradera sigue siendo esquiva.

La comunidad internacional observa con preocupación estos acontecimientos. La historia ha demostrado que los asesinatos selectivos pueden desencadenar ciclos de violencia. La guerra de 2006 entre Israel y Hizbulá, que duró 34 días, es un recordatorio de cómo pueden escalar rápidamente las tensiones en la región.

Mientras tanto, Israel mantiene su postura de defensa activa. La Cúpula de Hierro, su sistema de defensa antimisiles, ha demostrado ser eficaz contra los cohetes lanzados desde Gaza. Sin embargo, Hizbulá posee un arsenal estimado en más de 100,000 misiles, lo que representa una amenaza significativa.

La situación en el Líbano, que ha experimentado inestabilidad política desde su guerra civil (1975-1990), añade otra capa de complejidad al panorama regional. La Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra de 2006, sigue siendo un marco importante pero frágil para la estabilidad en la frontera israelí-libanesa.

En conclusión, los recientes asesinatos de líderes de Hamas y Hizbulá por parte de Israel han elevado las tensiones en una región ya volátil. Mientras la comunidad internacional observa con preocupación, queda por ver cómo responderán estas organizaciones y sus aliados, y qué impacto tendrán estos eventos en la dinámica del conflicto a largo plazo.