Industria farmacéutica española: Preparada para nuevos retos

La industria farmacéutica española se encuentra en un momento crucial, lista para asumir nuevos desafíos en un contexto global de rápidos avances científicos. Dave Ricks, CEO global de la multinacional estadounidense Lilly, destaca la importancia de este momento histórico para el desarrollo de nuevos medicamentos.

"La ciencia está avanzando con viento de cola. Nunca ha habido mejores herramientas para abordar la salud humana, ni se ha vivido un momento mejor en la historia para desarrollar nuevos medicamentos, pero necesitamos un entorno político que la apoye".

El sector farmacéutico español, que representa el 1,5% del PIB nacional, se posiciona como un actor clave en este escenario. Como quinta industria farmacéutica más grande de Europa por volumen de producción, España ha demostrado su capacidad para innovar y adaptarse a las demandas globales.

La inversión en investigación y desarrollo es fundamental para mantener esta posición. El sector invierte más de 1.000 millones de euros al año en I+D, lo que representa el 26% de la inversión en I+D industrial del país. Esta apuesta por la innovación ha llevado a España a ser el cuarto país de la UE en número de patentes farmacéuticas.

La pandemia ha subrayado la importancia del acceso a tratamientos, una lección que la industria farmacéutica española ha tomado en serio. Con más de 200 plantas de producción y exportaciones a más de 170 países, el sector está bien posicionado para responder a las necesidades globales de salud.

La fuerza laboral del sector es otro punto fuerte, con más de 40.000 empleos directos y 200.000 indirectos. Destaca la alta participación femenina, con un 62% de mujeres en el sector, reflejando un compromiso con la diversidad y la igualdad de oportunidades.

España se ha convertido en un hub de innovación farmacéutica, siendo líder europeo en ensayos clínicos per cápita y el segundo país de la UE en producción de medicamentos biosimilares. Además, el país ocupa el tercer lugar en la UE en número de start-ups biotecnológicas, lo que augura un futuro prometedor para el sector.

Sin embargo, para mantener este impulso, la industria necesita un entorno político y regulatorio que fomente la innovación y facilite el acceso a nuevos tratamientos. El sector ha demostrado su capacidad de adaptación, duplicando su productividad en los últimos 20 años y aumentando sus exportaciones, que ahora representan el 80% de su producción.

En conclusión, la industria farmacéutica española se encuentra en una posición sólida para afrontar los retos futuros. Con una base científica robusta, una fuerza laboral diversa y un compromiso con la innovación, el sector está preparado para contribuir significativamente a la salud global, siempre que cuente con el apoyo político necesario para seguir avanzando.