En un momento crucial para el futuro de Ucrania, el presidente Volodimir Zelenski se reunió con el presidente estadounidense Joe Biden en la Casa Blanca el 26 de septiembre de 2024. El encuentro se produjo en un contexto de creciente incertidumbre sobre el apoyo continuo de Estados Unidos a Ucrania, especialmente ante la oposición del Partido Republicano.
La guerra entre Rusia y Ucrania, que comenzó en 2014 con la anexión de Crimea, ha entrado en una fase crítica. Aunque Rusia no ha logrado sus objetivos iniciales, sigue ocupando aproximadamente el 20% del territorio ucraniano. Biden reafirmó el compromiso de Estados Unidos, declarando: "Rusia no ganará. Ucrania ganará y seguiremos apoyándoles en cada paso del camino".
Zelenski presentó un plan para poner fin al conflicto, buscando un aumento de la ayuda militar occidental y una estrategia más agresiva. Esto incluye la solicitud de permiso para utilizar misiles de largo alcance como los Storm Shadow, SCALP-EG y ATACMS en territorio ruso. Sin embargo, la administración Biden parece reacia a autorizar tal escalada.
Biden anunció una aceleración en la entrega de material militar a Ucrania, con un valor de 7.900 millones de dólares. También reveló la entrega de bombas planeadoras AGM-154 con un alcance de 120 kilómetros. No obstante, estas medidas no satisfacen completamente las aspiraciones de Ucrania.
La situación política en Estados Unidos complica aún más el panorama. El Partido Republicano ha mostrado una creciente animosidad hacia Ucrania. Donald Trump, candidato republicano a la presidencia, ha criticado abiertamente el apoyo a Ucrania y expresado admiración por Vladimir Putin. El candidato a vicepresidente, JD Vance, ha llegado a defender la partición de Ucrania.
"Rusia ha perdido, incuestionablemente. Pero eso no quiere decir que Ucrania haya ganado".
Esta cita refleja la complejidad de la situación actual. Aunque Rusia no ha logrado sus objetivos iniciales, Ucrania aún enfrenta desafíos significativos para recuperar su integridad territorial.
La postura del Partido Republicano ha llevado a tensiones diplomáticas. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha solicitado la destitución de la embajadora ucraniana en Washington, Oksana Makarova, una diplomática que ha defendido eficazmente los intereses de Ucrania en Estados Unidos.
Las próximas elecciones estadounidenses podrían tener un impacto decisivo en el futuro de Ucrania. Si Trump gana, el apoyo prometido por Biden podría desvanecerse, alterando drásticamente el curso del conflicto. La vicepresidenta Kamala Harris, por su parte, ha reiterado el compromiso de la actual administración de apoyar a Ucrania "todo el tiempo que haga falta".
En este contexto, el resultado de las elecciones en Estados Unidos se perfila como un factor determinante para el futuro de Ucrania y el equilibrio de poder en la región.