Tupperware, la icónica marca de recipientes herméticos, se encuentra al borde de la bancarrota, marcando el posible fin de una era que comenzó hace 86 años. Fundada en 1938 por Earl Tupper, la empresa se convirtió en un símbolo de modernidad y empoderamiento femenino, revolucionando no solo la conservación de alimentos sino también la vida de miles de mujeres.
La historia de Tupperware es un reflejo fascinante de la evolución del papel de la mujer en la sociedad. Desde mediados de los años 50, la marca adoptó una estrategia de marketing innovadora que no solo promocionaba sus productos, sino que también ofrecía a las mujeres una oportunidad de independencia económica. Las famosas "fiestas Tupperware" se convirtieron en un fenómeno social, brindando a las amas de casa un espacio para socializar y generar ingresos propios.
La expansión de Tupperware fue meteórica. A mediados de los años 60, ya tenía presencia en seis países europeos, incluida España. En los 70, se extendió a América Latina y África. Sin embargo, los años 90 y 2000 trajeron nuevos desafíos. La competencia se intensificó y el modelo de venta directa comenzó a ser cuestionado.
"Ahí está el coche nuevo que Mary se compró vendiendo Tupperware"
Esta cita de un anuncio de los años 60 ilustra perfectamente cómo Tupperware vendía no solo productos, sino un estilo de vida y una promesa de independencia. La marca cultivó una imagen de mujer moderna, capaz de equilibrar las tareas del hogar con una carrera como vendedora.
Los anuncios de Tupperware son un valioso archivo histórico de la evolución del rol femenino. Mientras las mujeres eran retratadas como emprendedoras y socialmente activas, los hombres solían aparecer en roles secundarios, reflejando los cambios sociales de la época.
A pesar de los desafíos actuales, el legado de Tupperware perdura. La marca ha sido reconocida por sus innovaciones, incluyendo más de 8,500 productos patentados. En 2013, fue incluida en el Salón de la Fama del Diseño Nacional de EE.UU., y ha ganado numerosos premios de diseño.
Aunque el futuro de Tupperware es incierto, su impacto en la cultura popular y en la vida de las mujeres es innegable. La marca no solo revolucionó la conservación de alimentos, sino que también proporcionó a muchas mujeres una vía hacia la independencia económica y social, convirtiéndose en un ícono duradero de una época de cambio y optimismo.