La relación diplomática entre España y México enfrenta un nuevo desafío tras la decisión de la presidenta electa Claudia Sheinbaum de no invitar al Rey Felipe VI a su toma de posesión. Esta decisión ha generado una serie de reacciones en el ámbito político español y ha reavivado debates sobre el papel de la monarquía en las relaciones internacionales.
Claudia Sheinbaum, quien se convertirá en la primera mujer electa como presidenta de México, ha justificado su decisión citando la falta de respuesta del monarca español a una carta enviada por el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador. Esta misiva abordaba los "desmanes cometidos durante la conquista española", un tema que ha sido objeto de controversia en las relaciones bilaterales.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de España ha respondido a esta exclusión anunciando que el país "no enviará a ningún representante" a la ceremonia de investidura. Esta decisión refleja la tensión diplomática generada por la situación y marca un distanciamiento en un momento crucial para la política mexicana.
A pesar de la postura oficial del gobierno español, varios diputados de la oposición han confirmado su asistencia al evento. Gerardo Pisarello, diputado de Sumar, y Jon Iñarritu de Bildu, estarán presentes en la toma de posesión. Pisarello ha justificado la exclusión del Rey, argumentando que la Casa Real actuó con "arrogancia" y "enorme torpeza diplomática" al no responder a la carta de López Obrador.
"Es lógico que un Rey que no respetó, no sea respetado, que un rey que desdeñó, sea desairado"
Esta situación ha reavivado el debate sobre el papel de la monarquía española en las relaciones internacionales. Algunos políticos, como Íñigo Errejón, portavoz de Sumar, han cuestionado si Felipe VI es una figura adecuada para representar a España en el exterior.
Es importante contextualizar este incidente en el marco histórico de las relaciones entre España y México. La conquista de México por los españoles, que comenzó en 1519 con Hernán Cortés y culminó con la caída de Tenochtitlan en 1521, sigue siendo un tema sensible. México obtuvo su independencia de España en 1821, y las relaciones diplomáticas entre ambos países han experimentado altibajos a lo largo de los años.
La decisión de Sheinbaum y la respuesta española reflejan la complejidad de abordar el legado colonial en las relaciones modernas. Mientras que el Papa Francisco pidió perdón por los abusos de la Iglesia durante la conquista de América en 2015, la monarquía española no ha tomado una postura similar.
Esta situación plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones bilaterales y el papel de la diplomacia en la reconciliación histórica. La toma de posesión de Claudia Sheinbaum, que tradicionalmente se realiza el 1 de diciembre, será un evento observado de cerca por la comunidad internacional, marcando no solo el inicio de una nueva era en la política mexicana, sino también un posible punto de inflexión en las relaciones hispano-mexicanas.