Keir Starmer, líder del Partido Laborista británico desde 2020, ha aprovechado su visita a Nueva York para reunirse con el ex presidente estadounidense Donald Trump. Este encuentro, que tuvo lugar en la icónica Torre Trump, completada en 1983, ha generado controversia en el ámbito político británico.
La reunión de dos horas se produjo en un contexto de preparación para las próximas elecciones presidenciales de EE.UU., que se celebran cada cuatro años. Starmer, acompañado por su secretario de Exteriores, David Lammy, justificó el encuentro enfatizando la importancia de las relaciones personales en la política internacional.
"Quiero realmente establecer una relación entre los dos. Creo firmemente en las relaciones personales en el escenario internacional".
El líder laborista subrayó la importancia de la "relación especial" entre Estados Unidos y el Reino Unido, que data de la Segunda Guerra Mundial. Esta relación, según Starmer, trasciende a los líderes particulares de ambos países en un momento dado.
Entre los temas discutidos durante el encuentro se destacaron la guerra en Ucrania, iniciada con la invasión rusa en febrero de 2022, el apoyo al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, y la seguridad europea en el marco de la OTAN, organización fundada en 1949. También se abordaron las relaciones comerciales post-Brexit, considerando que la salida del Reino Unido de la UE se completó en 2020.
Trump, por su parte, elogió a Starmer describiéndolo como "muy agradable" y reconoció su éxito en la campaña política. El ex presidente también aprovechó para celebrar el reciente éxito electoral de su amigo Nigel Farage, líder de Reform UK y ex líder del UKIP.
La ausencia de un encuentro con la vicepresidenta Kamala Harris ha generado suspicacias en el Partido Laborista, uno de los dos principales partidos políticos del Reino Unido. Esta situación se ha visto agravada por el hecho de que dos ex asesoras de Starmer están colaborando activamente con la campaña de Harris.
En su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU, fundada en 1945, Starmer abogó por una política exterior menos paternalista, prometiendo "escuchar más y hablar menos". Además, hizo un llamado a Israel y Hizbulá, organización fundada en 1985, para que firmen un alto el fuego inmediato, buscando evitar una escalada en el conflicto que tiene sus raíces en el siglo XX.
Esta visita de Starmer a Nueva York, la ciudad más poblada de EE.UU., ha puesto de manifiesto los desafíos que enfrenta el líder laborista en el escenario internacional, mientras busca equilibrar las relaciones con diferentes actores políticos en un sistema bipartidista como el estadounidense, dominado por Republicanos y Demócratas.