La decisión de Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, de no invitar al Rey Felipe VI a su ceremonia de investidura el 1 de octubre de 2024 ha desencadenado una nueva tensión diplomática entre México y España. Esta medida, respaldada por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, ha llevado a España a anunciar que no enviará representantes al acto.
La controversia tiene sus raíces en la historia compartida entre ambas naciones. La conquista de México por España, que comenzó en 1519 y culminó en 1521 con la caída de Tenochtitlán, sigue siendo un tema sensible. López Obrador ha insistido en que España debería ofrecer disculpas por los actos cometidos durante este período, una petición que, según él, no ha recibido respuesta adecuada.
Sheinbaum explicó su decisión citando la falta de respuesta a una carta enviada por López Obrador solicitando estas disculpas. Esta situación refleja las complejas relaciones entre ambos países, que han experimentado altibajos desde que México obtuvo su independencia en 1821.
"Estamos hablando de diferencias con la monarquía española a la que se le solicitó, se le pidió de manera respetuosa que ofrecieran una disculpa a los pueblos originarios, a los pueblos indígenas de México por las atrocidades cometidas durante la invasión europea a nuestro país y no hubo respuesta"
El presidente mexicano criticó la "prepotencia y arrogancia" de la monarquía española, recordando que la población indígena de México, que representa alrededor del 15% de la población total, merece reconocimiento y respeto por su historia y sufrimiento.
Es importante destacar que esta tensión diplomática no es nueva. En febrero de 2022, López Obrador declaró una "pausa" en las relaciones con España, citando abusos cometidos por empresas españolas en México, particularmente en el sector energético.
La decisión de Sheinbaum, quien será la primera mujer presidenta de México, marca un hito en la política exterior mexicana. Refleja una postura firme frente a la herencia colonial y plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones bilaterales.
Es crucial recordar que, a pesar de estas tensiones, España y México han mantenido lazos estrechos a lo largo de la historia. Restablecieron relaciones diplomáticas en 1977 y firmaron el Tratado General de Cooperación y Amistad en 1990, demostrando la importancia de su vínculo.
La situación actual plantea desafíos para ambas naciones. Mientras México busca un reconocimiento de su pasado y una reconsideración de la narrativa histórica, España se enfrenta a la necesidad de abordar su legado colonial de manera más proactiva.
Este episodio subraya la importancia de la diplomacia y el diálogo en la resolución de diferencias históricas y contemporáneas entre naciones. El futuro de las relaciones entre México y España dependerá de la capacidad de ambos países para encontrar un terreno común y avanzar hacia una comprensión mutua más profunda.