En un giro inesperado en las relaciones hispano-mexicanas, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha confirmado que España no enviará representación a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, la primera mujer elegida presidenta de México. Esta decisión surge como respuesta a la exclusión del Rey Felipe VI del evento, tradicionalmente celebrado el 1 de diciembre.
Desde Nueva York, donde participa en la semana de alto nivel de la ONU, Sánchez expresó su "enorme frustración" por la situación. El mandatario español, quien ocupa su cargo desde 2018, lamentó que dos "gobiernos progresistas con visiones comunes" no puedan normalizar sus relaciones.
"La exclusión es inaceptable e inexplicable y lo lamento. Detrás de todo esto hay enorme tristeza porque dos países hermanos, pueblos hermanos, por el interés político determinado de alguno no podamos tener las mejores relaciones"
Esta crisis diplomática se produce en un momento delicado para las relaciones bilaterales, que se remontan a más de cinco siglos. España es el segundo mayor inversor extranjero en México, después de Estados Unidos, lo que subraya la importancia económica de mantener lazos estables.
Sánchez evitó mencionar acciones concretas o represalias, optando por un tono conciliador. Sin embargo, defendió firmemente las instituciones españolas, incluyendo la jefatura del Estado establecida en la Constitución de 1978.
En el ámbito interno, el presidente abordó la situación de los Presupuestos Generales del Estado. Tras no lograr apoyo parlamentario para aprobar la senda de déficit, Sánchez expresó su intención de buscar acuerdos con todas las fuerzas políticas, exceptuando a Vox y al Partido Popular.
El mandatario criticó la "hipocresía" de la oposición, especialmente del líder del PP, Feijóo. No obstante, reconoció que es poco probable alcanzar acuerdos antes de principios de 2025, considerando los próximos congresos de ERC y Junts en octubre y noviembre.
Esta situación refleja la complejidad del sistema político español, una democracia parlamentaria donde la negociación y el consenso son fundamentales. Mientras tanto, la crisis con México, cuya Constitución actual data de 1917, plantea desafíos para dos naciones con profundos lazos históricos y culturales.