En la noche del 28 al 29 de septiembre de 2024, las fuerzas armadas rusas enfrentaron un ataque masivo de drones ucranianos, derribando 125 aparatos no tripulados en siete regiones del país y sobre el mar de Azov. Este incidente marca uno de los ataques con drones más significativos en los últimos meses, superando en escala al ocurrido el 1 de septiembre de 2024, cuando se registraron más de 150 drones.
El Ministerio de Defensa ruso informó sobre la distribución de los derribos: 67 drones fueron neutralizados sobre Volgogrado, 18 sobre Rostov, 17 en Bélgorod, 17 en Voronezh, 3 sobre el mar de Azov, uno en Kursk y otro en Briansk. Estas regiones, estratégicamente importantes, albergan infraestructuras militares y civiles críticas.
La efectividad de los sistemas de defensa antiaérea rusos quedó demostrada, ya que estos pueden detectar objetivos a más de 300 km de distancia. Sin embargo, el ataque no estuvo exento de consecuencias. En Bélgorod, situada a solo 40 km de la frontera ucraniana, el gobernador Viacheslav Gladkov reportó una víctima mortal y ocho heridos, cinco de los cuales requirieron hospitalización.
Es importante destacar que este ataque ocurre en un contexto de tensión creciente. Recientemente, el presidente Vladimir Putin presentó una nueva doctrina nuclear rusa que contempla el uso de armas nucleares en respuesta a ataques masivos con armas convencionales, incluyendo drones. Esta doctrina se suma a las actualizaciones periódicas de la política nuclear rusa, con revisiones significativas en 2000, 2010, 2014 y 2020.
Andriy Kovalenko, director del Centro para Contrarrestar la Desinformación del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, reveló a través de Telegram -plataforma que se ha vuelto crucial en la comunicación durante el conflicto- que el objetivo principal del ataque fue un depósito de municiones en Kotluban, región de Volgogrado. Según Kovalenko, este arsenal almacenaba misiles balísticos iraníes y sus lanzadores.
"Kotluban, región de Volgogrado. El arsenal de municiones de la Dirección General de Armamento de Misiles y Artillería del Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia fue atacado. Allí se almacenaban algunos misiles balísticos iraníes, así como sus lanzadores."
La mención de misiles iraníes subraya la complejidad del conflicto y las alianzas internacionales en juego. Irán ha estado desarrollando su programa de misiles balísticos desde la década de 1980, y se estima que sus proyectiles tienen un alcance de hasta 2,000 km.
Este ataque masivo con drones refleja la evolución de las tácticas militares en el conflicto ruso-ucraniano. El uso de drones en conflictos armados ha aumentado significativamente en la última década, y los modelos militares modernos pueden alcanzar altitudes de hasta 20,000 pies.
La situación sigue siendo tensa, con ambas partes utilizando tecnología avanzada y estrategias complejas. Mientras tanto, la población civil en las regiones afectadas continúa sufriendo las consecuencias de un conflicto que parece estar lejos de resolverse.