La Bienal de Flamenco de Sevilla, evento que desde 1980 celebra la riqueza de este arte declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, fue testigo de dos actuaciones magistrales el 28 de septiembre de 2024. Juan Carlos Romero y Esperanza Fernández, dos figuras prominentes del flamenco contemporáneo, ofrecieron conciertos que demostraron la vitalidad y evolución de este género musical.
Juan Carlos Romero presentó su obra "El que va conmigo y yo", una composición que fusiona la tradición flamenca con innovaciones musicales. El guitarrista onubense exhibió una técnica depurada y un sonido cristalino, características que lo han consolidado como uno de los compositores más respetados del panorama actual. Su repertorio incluyó piezas como "Compadre Isidro", una taranta que evoca la esencia del cante minero, y "Y se abrió la tierra", una soleá en tonalidad de Re, homenaje al maestro Manolo Sanlúcar.
La versatilidad de Romero se manifestó en la interpretación de fandangos de Huelva, estilo regional característico, y en la colaboración con el Trío Arbós, conjunto de música de cámara fundado en 1996, en la pieza "Oleaje". Esta fusión de flamenco y música clásica demostró la capacidad del artista para trascender fronteras musicales.
Por su parte, Esperanza Fernández, cantaora trianera, presentó "Corazones de agua", un espectáculo que rindió homenaje a las mujeres creadoras del flamenco. Su voz, potente y matizada, brilló en interpretaciones de palos diversos como la soleá, considerada la "madre del cante", y la seguiriya, uno de los estilos más dramáticos del flamenco.
Fernández demostró su dominio del cante jondo, la forma más pura y antigua del flamenco, en piezas como "La soleá de las madres", que evocó a figuras legendarias como La Serneta y La Andonda. Su repertorio también incluyó adaptaciones innovadoras, como el "Romance del agua", que fusionó la milonga rioplatense con la guajira de influencia cubana.
La cantaora rindió tributo a Antonio Mairena, influyente cantaor del siglo XX, y exploró estilos como la malagueña de La Peñaranda y el verdial, fandango típico de Málaga. Su actuación culminó con un canto a Lebrija, ciudad sevillana de gran tradición flamenca, en forma de bulerías al golpe con sevillanas.
Ambos conciertos representaron la excelencia del flamenco contemporáneo, demostrando cómo este arte, con raíces en la guitarra barroca española y enriquecido con elementos como la percusión en los años 70, continúa evolucionando sin perder su esencia. La Bienal de Sevilla, una vez más, se consolida como el escenario perfecto para la expresión de este patrimonio cultural vivo.
"Esta obra es un viaje a través de mi vida musical, una conversación íntima entre mi yo presente y el camino que he recorrido en el flamenco."
La jornada del 28 de septiembre de 2024 quedará grabada en la memoria de los aficionados al flamenco como un testimonio de la vitalidad y la capacidad de innovación de este arte centenario, que sigue encontrando nuevas formas de expresión en las manos y voces de artistas como Romero y Fernández.