El conflicto entre Israel e Hizbulá ha entrado en una nueva fase tecnológica tras la eliminación del secretario general del grupo chií libanés, Hasan Nasrala. Este hecho, confirmado el 28 de septiembre de 2024, marca un hito significativo en la escalada bélica que comenzó el 7 de octubre de 2023.
La confrontación ha ido cruzando sucesivas "líneas rojas", intensificándose sin un final aparente. Hasan Nasrala, quien lideró Hizbulá desde 1992, fue una figura clave en la organización fundada en 1985 durante la guerra civil libanesa.
Hizbulá, considerado una organización terrorista por varios países occidentales, ha mantenido una fuerte influencia política en el Líbano. El grupo ha participado en múltiples enfrentamientos con Israel desde la década de 1980, incluyendo la guerra de 34 días en 2006.
La eliminación de Nasrala plantea interrogantes sobre el futuro de Hizbulá y su impacto en la región. El grupo, que recibe apoyo de Irán, posee un arsenal de misiles que amenaza a Israel y ha desarrollado capacidades de guerra cibernética.
Hizbulá ha extendido su influencia más allá del Líbano, participando en la guerra civil siria y manteniendo presencia en varios países de América Latina. La organización ha sido acusada de actividades criminales internacionales y ha sufrido sanciones de diversos países y organizaciones.
La compleja estructura de Hizbulá, con alas militar y política, y su red de servicios sociales en el Líbano, complican las perspectivas de resolución del conflicto. La eliminación de Nasrala podría desencadenar una nueva ola de violencia en la región.
El desarrollo de túneles subterráneos en la frontera con Israel y los ataques contra objetivos israelíes fuera de Oriente Medio demuestran la sofisticación y alcance de Hizbulá. La guerra tecnológica entre Israel y el grupo chií probablemente se intensificará en el futuro próximo.
"La eliminación de Nasrala marca un punto de inflexión en el conflicto. Las repercusiones de este acto se sentirán en toda la región y podrían desestabilizar aún más el frágil equilibrio en el Líbano y sus países vecinos."
La comunidad internacional observa con preocupación la evolución de este conflicto, temiendo que la escalada pueda desencadenar una guerra más amplia en Oriente Medio. La situación sigue siendo volátil y requiere una atención diplomática urgente para prevenir una mayor desestabilización regional.