El 27 de septiembre de 2024, las fuerzas armadas israelíes llevaron a cabo un ataque aéreo contra el cuartel general de Hizbulá en Beirut, la capital del Líbano. La operación resultó en una explosión masiva que devastó varios edificios en el distrito sur de Dahiya, conocido bastión de la organización política y militar fundada en 1985.
El contralmirante Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí, confirmó que el objetivo del ataque era la sede de Hizbulá, ubicada estratégicamente bajo estructuras residenciales. Esta táctica de utilizar áreas civiles como escudo ha sido una característica recurrente en los conflictos de la región.
Según informes de Al-Manar, la cadena televisiva afiliada a Hizbulá, cuatro edificios quedaron completamente destruidos por la potente detonación. El impacto fue tan significativo que se sintió hasta 30 kilómetros al norte de Beirut, una ciudad de aproximadamente 2 millones de habitantes.
La magnitud de la explosión evoca recuerdos de la devastadora explosión en el puerto de Beirut en agosto de 2020, que causó daños catastróficos en la capital libanesa. Este nuevo incidente se suma a la larga lista de conflictos que han afectado al Líbano desde su independencia en 1943.
El ataque israelí se produce en un contexto de tensiones persistentes entre Israel y Hizbulá, que se remontan a la fundación de este último. La guerra del Líbano de 2006, que duró 34 días, es un ejemplo destacado de los enfrentamientos directos entre ambas partes.
Es importante señalar que Hizbulá, considerado como organización terrorista por varios países occidentales, mantiene una fuerte presencia en el sur del Líbano y cuenta con representación en el parlamento libanés. La organización recibe apoyo financiero y militar de Irán, lo que complica aún más la dinámica regional.
Hasta el momento, no se ha informado sobre víctimas del ataque. Sin embargo, se observaron ambulancias dirigiéndose al lugar de la explosión, con sirenas sonando, lo que sugiere una respuesta de emergencia en curso.
Este incidente subraya la complejidad del conflicto en la región, donde el Líbano, que comparte fronteras con Siria e Israel, se encuentra a menudo en el centro de tensiones geopolíticas. El país, que acoge a un gran número de refugiados sirios y palestinos, ya enfrenta una grave crisis económica.
El ataque del ejército israelí, considerado uno de los más avanzados tecnológicamente en Oriente Medio, demuestra la continua volatilidad de la situación en el Líbano y el potencial de escalada en cualquier momento.
Las repercusiones de este ataque podrían extenderse más allá de las fronteras libanesas, afectando el delicado equilibrio regional e internacional. La comunidad internacional estará atenta a los desarrollos subsiguientes y a las posibles respuestas de Hizbulá y sus aliados.