La tensión entre Hizbulá e Israel ha alcanzado nuevos niveles de intensidad en los últimos días. El miércoles 25 de septiembre de 2024, el grupo libanés Hizbulá afirmó haber lanzado un misil balístico contra la supuesta sede del Mossad cerca de Tel Aviv, en respuesta a lo que consideran ataques israelíes contra sus dirigentes y equipos de comunicación.
Las sirenas de alerta sonaron en Tel Aviv y otras ciudades del centro de Israel, como Netanya, cuando los sistemas de defensa antiaérea interceptaron el misil proveniente del Líbano. El ejército israelí informó que no se registraron daños ni víctimas, y que no se modificaron las instrucciones de defensa civil para la región central del país.
Este incidente es parte de una escalada que se ha intensificado bruscamente en los últimos meses. Hizbulá, fundado en 1985 durante la Guerra Civil Libanesa y apoyado por Irán, ha disparado cientos de misiles y cohetes contra Israel en los últimos días. En respuesta, el ejército israelí ha llevado a cabo los ataques aéreos más intensos desde el inicio del conflicto.
La campaña de bombardeos israelíes, que comenzó el lunes 23 de septiembre, ha causado más de 500 muertos y 1.800 heridos en el Líbano. El martes, un ataque en Beirut resultó en la muerte de Ibrahim Qubaisi, un alto comandante de Hizbulá que dirigía la fuerza de misiles y cohetes del grupo.
Durante la madrugada del miércoles, diversas áreas del sur y el este del Líbano fueron nuevamente objetivo de bombardeos israelíes. La Agencia Nacional de Noticias (ANN) del Líbano informó de acciones aéreas contra más de una decena de puntos en el sur del país, incluyendo localidades alejadas de la frontera.
Los ataques también se extendieron al Valle de la Bekaa, una región fértil en el este del Líbano conocida por su producción agrícola y considerada un bastión de Hizbulá. La ciudad de Baalbek, famosa por sus ruinas romanas, fue blanco de bombardeos por segunda noche consecutiva.
Estos ataques han provocado el desplazamiento interno de decenas de miles de personas en el Líbano, un país que ya alberga a más de un millón de refugiados sirios y que enfrenta una grave crisis económica desde 2019. La situación amenaza con desestabilizar aún más la región, que ha sido escenario de conflictos intermitentes desde la retirada israelí del sur del Líbano en el año 2000.
El conflicto actual evoca recuerdos de la Guerra del Líbano de 2006, que duró 34 días y enfrentó a Israel contra Hizbulá. La comunidad internacional observa con preocupación esta nueva escalada, temiendo que pueda desencadenar un conflicto más amplio en una región ya de por sí volátil.
"Las Fuerzas de Defensa de Israel han interceptado con éxito un misil tierra-tierra lanzado desde territorio libanés. No se han reportado daños ni víctimas. Continuamos monitoreando la situación y tomaremos todas las medidas necesarias para proteger a los ciudadanos israelíes."
La situación actual pone de manifiesto la complejidad del conflicto entre Israel y Hizbulá, que se desarrolla a lo largo de una frontera de aproximadamente 79 kilómetros, demarcada por la Línea Azul establecida por la ONU en 2000. La escalada de tensiones amenaza no solo la estabilidad del Líbano e Israel, sino también la de toda la región del Medio Oriente.