En un giro inesperado, Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, ha solicitado a la Comisión Europea que reconsidere su posición sobre los nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos. Este cambio de postura se produjo durante su reciente visita a China, hace aproximadamente dos semanas.
La decisión de España de oponerse a los aranceles adicionales se suma a la ya conocida resistencia de Alemania y al reciente anuncio de Hungría de votar en contra de la medida. Sin embargo, fuentes de la Comisión Europea afirman que su posición se mantiene firme y confían en que los nuevos aranceles serán aprobados.
Estos aranceles, que oscilarían entre el 9% y el 36,3% adicionales al 10% ya existente, entrarían en vigor el 4 de noviembre de 2024 por un período de cinco años. La Unión Europea, siendo el segundo mercado de automóviles más grande del mundo, busca proteger su industria automotriz, que representa alrededor del 7% de su PIB y emplea directa e indirectamente a unos 13,8 millones de personas.
El cambio de posición de España podría estar relacionado con varios factores. Por un lado, la protección del sector porcino español, uno de los más importantes de Europa y cuyo principal cliente es China. Por otro lado, las negociaciones con SAIC, propietaria de la marca MG, para establecer la primera fábrica de esta marca china en Europa.
Es importante destacar que MG, originalmente una marca británica, fue adquirida por el grupo chino SAIC en 2007. Paralelamente, BYD, el mayor fabricante de vehículos eléctricos en China, anunció en diciembre de 2023 su intención de establecer una fábrica en Hungría.
A pesar de la presión de varios países miembros, la Comisión Europea mantiene su posición. Valdis Dombrovskis, vicepresidente económico de la Comisión, ha declarado que la investigación sobre los vehículos eléctricos chinos "se basa estrictamente en hechos y pruebas y cumple plenamente las normas de la Organización Mundial de Comercio y la legislación de la UE".
La UE argumenta que su objetivo es compensar las subvenciones identificadas y permitir una competencia leal en el mercado interior. Esta posición se enmarca en los esfuerzos de la Unión por alcanzar la neutralidad climática para 2050, lo que influye significativamente en sus políticas automotrices y en la transición hacia vehículos eléctricos.
Para revertir la decisión de la Comisión, sería necesario el voto en contra de 15 países que representen el 65% de la población de la UE, una mayoría cualificada que parece difícil de alcanzar en este momento.
"El mercado de la UE seguirá abierto a las importaciones de vehículos eléctricos chinos, ya que el objetivo de la UE es compensar únicamente las subvenciones identificadas, permitiendo así una competencia leal en el mercado interior y unas condiciones equitativas"
La situación actual refleja la complejidad de las relaciones comerciales entre la UE y China, especialmente en el sector automotriz, y cómo las decisiones políticas pueden afectar a múltiples industrias y países.